El cold brew se ha convertido en una clara tendencia cafetera que ha ido ganado una popularidad masiva en los últimos años debido a su sabor suave, menos ácido y fácil preparación. A diferencia de otros métodos de café frío, el cold brew se elabora mediante la extracción lenta de café en agua fría durante un periodo prolongado y, que dependiendo de sus mezclas y métodos, se ha ido derivando en muchos tipos. En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de cold brew, el origen de esta modalidad, cuál es el mejor café para usar, cómo afecta la calidad del grano y algunos trucos para evitar que quede aguado.
¿Cómo y cuándo empezó la moda de tomar el café frío?
Que no te confunda su nomenclatura inglesa, el origen del cold brew se remonta a Japón, donde desde el siglo XVII ya se utilizaba una técnica llamada «Kyoto-style coffee«, en la que el café se preparaba con agua fría. Este método lentamente se extendió a otros países y hoy en día, es uno de los métodos más populares para disfrutar del café, especialmente en verano. Aunque en Japón era común hacerlo gota a gota, hoy el cold brew es más conocido por sumergir el café molido en agua fría y dejarlo reposar durante varias horas.
¿Qué tipos de cold brew existen?
Aunque el proceso de preparar cold brew es relativamente sencillo, existen diversas variantes que te permiten disfrutar de diferentes experiencias de sabor. Algunos de los tipos más comunes de cold brew incluyen:
Cold brew tradicional
Es la forma más básica y popular. El café molido se mezcla con agua fría y se deja reposar durante 12 a 24 horas. Después de ese tiempo, se filtra el café y se sirve, generalmente diluido con agua o leche.
Nitro cold brew
Esta variante se ha vuelto muy popular en las cafeterías especializadas. El café cold brew se infunde con nitrógeno, lo que le da una textura cremosa y una apariencia espumosa similar a la cerveza de barril.
Cold brew concentrado
En lugar de prepararlo en una proporción normal de café y agua, se utiliza una mayor cantidad de café para crear un concentrado fuerte que se puede diluir posteriormente con agua o leche. Este tipo de cold brew es ideal para aquellos que prefieren un café más intenso o desean personalizar la fuerza de su bebida.
Cold brew con sabor
Algunos prefieren agregar sabores adicionales al cold brew, como vainilla, canela o jarabes de caramelo. Puedes preparar tu cold brew tradicional y luego añadir el sabor que más te guste.
¿Con qué tipo de café se recomienda preparar el cold brew?
La elección del café para el cold brew es crucial, ya que este método de extracción lenta resalta las notas dulces y menos ácidas del grano. Aquí hay algunas recomendaciones para elegir el mejor café para cold brew:
Tostado medio o oscuro: los granos de café con un tostado medio u oscuro son ideales para el cold brew, ya que este tipo de tueste ofrece sabores más complejos y profundos. Notas como el chocolate, las nueces y los toques caramelizados tienden a sobresalir más en este método.
Molienda gruesa: hay muchos tipos de molienda, y cada una cumple su función. La molienda ideal para cold brew debe ser gruesa, similar a la textura de la sal gruesa. Si usas un molido fino, el café puede resultar amargo y difícil de filtrar.
Café de origen único: optar por un café de origen único puede intensificar los sabores del cold brew, ya que se destacarán las características regionales del grano. Por ejemplo, un café de Etiopía, Colombia u Honduras podría aportar notas afrutadas, mientras que uno de Brasil podría tener toques de chocolate.
Visto esto, está claro que sí: la calidad del café afecta, y mucho al resultado del cold brew. Al ser un método de extracción en frío, el proceso no extrae los sabores ácidos o amargos que pueden surgir en métodos con agua caliente. Esto significa que un café de baja calidad podría resultar insípido o plano. Invertir en un buen café de especialidad o de origen único hará una diferencia notable en el sabor final.
Trucos para que tu cold brew no quede aguado
Uno de los errores más comunes al hacer cold brew es que quede aguado o con poco sabor. Aquí algunos trucos para evitarlo:
- Proporción adecuada: la proporción estándar para cold brew es de 1:8, es decir, una parte de café por ocho partes de agua. Si prefieres un sabor más fuerte, puedes reducir la cantidad de agua o aumentar la cantidad de café.
- Tiempo de inmersión: deja que el café repose al menos 12 horas. Si lo dejas menos tiempo, es probable que no se extraigan todos los sabores, lo que resultará en un café débil.
- Filtrar correctamente: asegúrate de usar un filtro adecuado para evitar que los sedimentos del café molido se mezclen con la bebida, lo cual puede alterar la textura.
- Dilución: al servir, diluye el cold brew solo si es necesario. Muchas veces, el cold brew concentrado puede ser servido tal cual con hielo, evitando que el hielo lo diluya demasiado.
¿Qué tal? ¿Cómo te quedas con la cantidad de tipos de cold brew y matices que hay para esta original bebida? Esperamos que te haya gustado y que te hayas inspirado para prepararlo en casa. ¡Échale un ojo al resto de recetas cafeteras en nuestro blog!